Neil Levine es uno de esos fotógrafos al que difícilmente se podría definir como un triunfador. Incluso tuvo que vender su cámara fotográfica y, únicamente gracias a la amabilidad del dependiente, pudo conseguir, además de unas cuantas libras esterlinas, una vieja cámara con la que seguir trabajando. Pero, a fin de cuentas no fue un mal negocio, al menos para él. De hecho, bien podría decirse que el éxito le llegó nada más poner el pie en aquella tiendecita de extraño nombre... Safará. Pero... ¿Qué les ocurre a las pobres muchachas fotografiadas por Levine? A Dylan corresponde descubrirlo... aunque la partida siga abierta, ya que Hamelín, el amo de Safará, tiene un as en la manga...
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Neil Levine es uno de esos fotógrafos al que difícilmente se podría definir como un triunfador. Incluso tuvo que vender su cámara fotográfica y, únicamente gracias a la amabilidad del dependiente, pudo conseguir, además de unas cuantas libras esterlinas, una vieja cámara con la que seguir trabajando. Pero, a fin de cuentas no fue un mal negocio, al menos para él. De hecho, bien podría decirse que el éxito le llegó nada más poner el pie en aquella tiendecita de extraño nombre... Safará. Pero... ¿Qué les ocurre a las pobres muchachas fotografiadas por Levine? A Dylan corresponde descubrirlo... aunque la partida siga abierta, ya que Hamelín, el amo de Safará, tiene un as en la manga...
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